Puedo escribir las letras más tristes esta noche

Puedo escribir las letras más tristes esta noche.

Quisiera poder expresar con palabras el inmenso vacío que se crea en mi alma al ver en lo que nos convertimos. Quisiera conocer las palabras correctas para poder ayudar, para poder arreglarlo todo en un instante y poder comenzar a rescatar la felicidad de la que un día gozamos. Poder volver a tenernos el uno al otro. Dejar de ser cada uno y volver a ser nosotros, más que nunca antes, y a la vez dejar de ser varios y pasar a ser uno sólo, una unidad sólida, unida, fuerte, impenetrable, indestructible, inamovible, eterna; volver a ser como un solo corazón que habita en varias almas. Poder darnos cuenta que lo que no nos destruye solamente puede hacernos más fuertes, puede unirnos más. Que todos los problemas y las dificultades que enfrentamos podemos hacerlas más ligeras si las confiamos en nuestros compañeros. En nuestros amigos.

Mi corazón muere de tristeza y ganas de abrazarte al saber de tu pérdida. Muere de ganas de hacerte saber que no estás sólo, que estamos aquí para ayudarte, para apoyarte, para escucharte, para amarte, para darte lo que sea que necesites. Pero para eso necesitamos que nos dejes pasar, que confíes en nosotros, que aproveches nuestras ganas de escucharte.

Se me parte el alma al sentir tu tristeza, pero aún más al saber que no puedo abrazarte y ofrecerte un hombro reconfortante en el cual dejar salir tu pena para ayudarte a cargarla. Nada quisiera más que decirte que todo estará bien, aunque ahora no puedas verlo, hay una luz al final del camino. Yo sé lo importante que es una palabra de aliento en los momentos más oscuros de nuestra existencia, pero también he aprendido que es necesario querer recibirla, dejarla pasar y saber escucharla.

Me parte el alma saber que rechazas mi consejo, que rehúyes mi mirada, que mi apoyo significa nada en tus duelos. Me parte el alma que prefieras estar sólo y fingir bienestar que hablar conmigo y desahogar tus penas. Me parte el alma que no puedas confiar en los que una vez llamaste amigos, tus preferidos, tu círculo de confianza (tus palabras, no las mías). Me parte el alma tener que enterarme de tu dicha y tu dolor por boca de otros en lugar de poder preguntarte o, mejor aún, que tú mismo buscaras que te escuche y que estuvieras dispuesto a recibir mi palabra de aliento. Pues mi consejo puede no ser muy valioso, pero siempre será honesto, siempre estará lleno de amor, siempre será darte lo mejor de mí.

Me parte el alma ver como olvidas o desprecias todos los buenos momentos que pasamos juntos. Ya que sin importar si fueron felices o tristes, cualquier momento en el que se tiene un amigo con el cual poder compartirlo es un buen momento. Y de buenos momentos es que construimos nuestra historia y es lo único que quedará cuando todo lo demás haya desaparecido.

Pero sobre todo, me parte el alma no poder ayudarte, no poder ser lo que necesitas en este momento, no poder ser lo que mereces. Me parte el alma no poder ser lo que buscas.

Al final de todo, lo único que mitiga un poco mi pesar es poder decirte que si algún día decides que quieres permitirme ser parte de tu vida, si algún día decides que quieres dejar que te escuche, dejar que te ofrezca mi ayuda, por humilde que sea, siempre estaré dispuesto a volver a tu lado. Siempre estaré dispuesto a ayudarte, a acompañarte, a usar todas mis fuerzas y toda mi alma para ayudarte a encontrar la felicidad que buscas. Y tal vez de esa forma, ayudar a que regrese la paz a tu alma.

Porque en noches como esta estuvimos juntos y mi alma no se contenta con haberlas perdido.
Aunque esta sea la última vez que te vea, y estas las últimas líneas que te escribo.

.he.

~ por HE en agosto 13, 2010.

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